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Mtro. José Luis Flores González

Juez Civil de Primera Instancia del Estado de México en retiro. Maestro en Derecho y Maestro en Docencia y Desarrollo de Competencias. Doctorando en Derecho Procesal Constitucional por la Universidad Alfa Lamba.

 

Escribimos para comunicarnos, para transmitir una idea o mensaje a nuestro interlocutor. En el caso de los operadores del derecho, juzgadores o abogados, la transmisión de esas ideas y mensajes, además, de reunir ciertas exigencias de carácter formal, deben satisfacer otras de carácter lingüístico para comunicar de manera correcta una decisión judicial, una demanda, una contestación, unos agravios o alegatos, etcétera. Lo cual, muchas veces no se logra por un uso inadecuado del lenguaje.

 

En efecto, no obstante, que los abogados tenemos como herramienta de trabajo al lenguaje, no lo usamos correctamente y, por ende, no logramos una eficaz comunicación.

 

Es imprescindible, que los juristas poseamos conocimientos profundos del idioma, ya que el lenguaje es instrumento de expresión y comunicación de todas las personas y de uso especial en el derecho. En la práctica forense, cotidianamente observamos el uso inadecuado del lenguaje. El léxico en los abogados no sólo debe ser claro y preciso, también debe respetarse la sintaxis y poner atención a las reglas de puntuación. Enseguida, establezco unos ejemplos del mal uso del lenguaje.

 

USO INADECUADO DEL GERUNDIO

El Gerundio, según Carlos González Peña[1], es un derivado verbal que hace el oficio de adverbio y termina siempre en ando, endo o iendo; como comprando de comprar, vendiendo de vender, partiendo de partir. En cuanto al tiempo, el gerundio expresa coexistencia o anterioridad inmediata. Coexistencia como en: “Andando los caballeros lo más de su vida (…)”.

Anterioridad inmediata como en “los cabreros tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas aderezaron su dulce cena”.

El gerundio nunca debe denotar posterioridad, por tanto, es absurdo decir: “Llegaron a su casa teniendo que retroceder, porque la encontraron cerrada”. El gerundio compuesto se forma con el gerundio del auxiliar haber y el participio sustantivado del verbo que se conjuga: “habiendo amado, habiendo temido” significa por lo que a tiempo anterioridad del verbo con que se construye: “Habiendo recibido noticias suyas nos tranquilizamos” En las sentencias, suele hablarse de resultandos y considerandos, lo cual es incorrecto.

MAL USO DE LA PALABRA “BAJO”

Bajo, conforme a la Real Academia Española, significa:

bajo, baja adjetivo. Que tiene una altura inferior de lo que se considera normal o inferior en comparación a la de otra cosa de su misma naturaleza. «un hombre bajo; un techo bajo; una tapia baja» 2. Que está situado a poca distancia sobre la superficie de la tierra o sobre el nivel del mar. «habitaban en las tierras bajas; las nubes están muy bajas”. Es común ver y escuchar; bajo las siguientes bases, bajo las siguientes consideraciones, bajo las siguientes premisas.

 

USO INCORRECTO DE LA EXPRESIÓN “SIEMPRE Y CUANDO”

La naturaleza gramatical de las palabras SIEMPRE Y CUANDO es de adverbios de tiempo. Recordemos que los adverbios tienen como función la de modificar al verbo. SIEMPRE significa en cualquier momento, sin interrupción. Se puede referir a la totalidad del tiempo o al tiempo considerado. CUANDO indica el tiempo en que se sitúa u ocurre algo. R. Ramos Martinez[2] afirma que la expresión “siempre y cuando” es un barbarismo, pues ambos, como se ha dicho, son adverbios de tiempo, que indican distinta temporalidad y, ese barbarismo se agrava cuando se agrega la conjunción copulativa “y”.

 

Pues dice, una acción puede hacerse siempre y a veces cuando se puede. Pero si sólo puede hacerse en ocasiones indica que no siempre se puede hacer. Para salvar este error, debe emplearse el modo conjuntivo condicional “siempre que”; es decir “con la condición de que”; “iré siempre que haga falta”. No “siempre y cuando”.

 

En conclusión, no pueden usarse conjuntamente ambos adverbios de tiempo, porque tienen significados diversos de temporalidad y el absurdo aumenta, si se unen con la conjunción “y”.

 

MAL USO DE LA FRASE “EN BASE”  

La frase “CON BASE”[3] significa con apoyo o fundamento en. Formas análogas de esta expresión son: “Sobre la base de”, “En función de”. Por ello, son incorrectas las frases: “En base a”, “Con base a”., pues en estas expresiones hay un uso incorrecto de las preposiciones “en” y “a”. 

Expliquemos por qué: la preposición “en” significa el lugar donde está algo, indica la posición de algo que está encima de otra cosa, en contacto con ella. Por su parte, la preposición “a” indica dirección, tiempo. En cambio, la preposición “con” indica que una persona acompaña a otra o hace algo junto a ella, indica que dos objetos o dos fenómenos van aparejados u ocurren a la vez.

USO INCORRECTO DEL VERBO TURNAR

Turnar. Es alternar ordenadamente con otras personas en el beneficio o en el desempeño de un cargo. R. Ramos Martinez dice que, turnar es alternar, con una o más personas en el repartimiento de una cosa o en servicio de algún cargo, guardando un orden sucesivo entre todos. Así, se turnan los soldados en las guardias, las enfermeras en los hospitales, pero un expediente “no se turna”, a un juez se envía, se remite.[4] No es óbice que algunos diccionarios consideren que, en México, se emplee tal verbo como sinónimo de remitir. Pues ello es incorrecto, ya que remitir es enviar una cosa a determinada persona de otro lugar. En los juzgados se dice túrnense los autos al juez para dictar sentencia.

USO INCORRECTO DE LA PALABRA “TENDIENTE”

“Tendiente” dice R. Ramos Martinez[5], es el participio activo del verbo tender: que tiende. En cambio, “tendente” es un adjetivo, que tiende, se encamina, se dirige o refiere a algún fin.

El adjetivo se usa como derivado del verbo tender, en su acepción de propender, referirse a alguna, no en las de desdoblar, echar por el suelo, colgar la ropa mojada, alargar o extender, etc. Se dice: “Hicieron trabajos tendentes a mejorar las condiciones de vida” y no tendientes. 

Así, es evidente que los abogados usamos equivocadamente la palabra “tendiente”, pues esta significa desdoblar o colgar, pero no propender.

USO INADECUADO DEL VERBO APERTURAR

El verbo aperturar no existe. Según la Real Academia Española (RAE) en los últimos tiempos se ha formado el verbo “aperturar” a partir del sustantivo “apertura” y se emplea como “acción y resultado de abrir”. Sin embargo, la norma culta lo rechaza. Abrir y reabrir es mejor que aperturar y reaperturar. En los expedientes judiciales es costumbre decir “se apertura la etapa probatoria”.

USO INCORRECTO DEL VERBO GIRAR

“Girar” conforme a la Real Academia Española[6] tiene los significados siguientes:

1.Mover a una persona o una cosa haciéndole dar vueltas sobre sí misma o alrededor de otra cosa.

«giró la cabeza»

2. verbo intransitivo

Moverse una persona o una cosa dando vueltas sobre sí misma o alrededor de otra cosa.

«la Tierra gira sobre sí misma»

«la Tierra gira sobre sí misma o alrededor de otra cosa”

«la Tierra gira sobre sí misma”[7] 

Sin embargo, en los expedientes judiciales se dice: “gírese oficio a la policía ministerial”, lo cual es incorrecto.

Los ejemplos referidos ponen de manifiesto la necesidad de que los juristas tengamos conocimientos precisos del idioma español, pues reitero, el lenguaje es instrumento de expresión y comunicación. Los operadores del derecho podemos solucionar los errores citados si acudimos al diccionario, si nos preocupamos más por usar adecuadamente nuestro idioma, pues de esa forma lograremos comunicarnos correctamente y, por consecuencia, seremos más eficaces en nuestro ejercicio profesional. Por lo anterior, concluyo: los operadores del derecho debemos emplear correctamente el lenguaje, para establecer una comunicación eficaz, para ello debemos acudir al diccionario y a la gramática.


[1] GONZÁLEZ PEÑA, Carlos, Manual de Gramática castellana, México, Editorial Patria, 1988, p. 111.

[2] RAMOS MARTÍNEZ, R., Manual para hablar bien y escribir mejor, México, Editorial Diana, 1975, p. 112.

[3] Esta respuesta fue elaborada por la Comisión de Consultas de la Academia Mexicana de la Lengua.

[4] RAMOS MARTÍNEZ, R., op. cit., p. 112.

[5] CAMPOS RAMOS, Miguel, Disparatario 1, México, Editorial Trillas, 2009, p. 110.

[6] Consultado en el Diccionario de la Lengua Española: https://dle.rae.es.

[7] Definiciones de Oxford Languages.

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