Los tributos existen desde que el hombre comenzó a vivir en sociedad y fundó una organización con estructura. Para impulsar esa organización, fue necesaria la creación de diversos niveles de poder o administración, cuyo objetivo era llevar a cabo diversas funciones de mando o responsabilidad; sin embargo, para que trabajara de manera óptima, se debía nombrar o designar a una persona -o grupo de personas- que administrara los recursos para sufragar los gastos de la colectividad y saber no sólo cómo, sino también, de dónde obtener esos recursos y la forma de distribuirlos.